“Ética para Amador” es un libro
que intenta hablarte sobre la ética: su definición, sus valores, su utilidad,
su uso (que no es lo mismo), etc. Digo “intenta” porque como bien menciona su
escritor Fernando Savater repetidas veces en el libro, la ética no puede ser
reunida en un libro de ciento treinta páginas. Pero la verdad es que su intento
por hacerlo me parece magnífico.
Es un libro que por sí solo te
hace reflexionar. Muchas veces me sentía tan identificada con lo que el
escritor escribía que pensaba que me estaba hablando directamente a mí. Supongo
que la mayoría de los lectores de este libro han tenido esa sensación más de
una vez con su lectura, ya que Savater se dirige a las personas, a los humanos,
algo que todos somos. No se acerca a ninguna ideología, ni habla siquiera de su
opinión, se limita a proyectarte sus conocimientos de tantos años filosofando.
No cabe duda de que él cumple con
su cometido, que era informar a su hijo de quince años acerca de todo aquello
que le servía para vivir o para “darse la buena vida”, como él define. Porque,
acerca de eso habla la ética, de vivir bien de acuerdo a ti mismo.
El libro comienza con algo muy
entrañable. Es la carta de un padre a su hijo. Los padres, como es lógico,
siempre van a preocuparse por la vida de sus hijos (y más cuando son unos
adolescentes que pierden la cabeza con facilidad). Por eso es que los padres,
en el tiempo que tienen con nosotros
intentan enseñarnos todo lo que pueden. A menudo odian la idea de que podamos
cometer los mismos errores que cometieron ellos, pero no se dan cuenta de que
nunca serán los suyos, sino los nuestros. Como bien el escritor le dice a su
hijo “Nos la dan sin receta, la vida”. Estoy
segura de que uno de los temores de Savater era éste (inevitable como padre).
No creo que escriba el libro para evitar que Amador cometa errores (más bien
para todo lo contrario), sino para que comprendiera de qué va la vida. Porque
de eso trata: de alegrías, de fallos, de tristezas, de placeres, de política…
de humanidad. Su cometido, desde mi
punto de vista, es hacer que Amador piense por sí solo, pero en la dirección
correcta.
A lo largo del libro, el concepto
de “ética” se va desarrollando y cubre cada vez más campos. Para mí lo
principal que hay que entender de este libro es que sin ética no existiría la
vida humana. Empieza hablando de que es algo natural, que nos viene de
nacimiento a los hombres y mujeres, y que no podemos elegir si tener ética o no.
La ética incumbe tener que tomar decisiones, pero si hay algo que no puedes
decidir es si tener ética o no.
Savater relaciona a lo largo de
todos los capítulos la relación de la ética con la libertad. Como ya he
mencionado antes, la ética incumbe decidir, y las decisiones son libres. Es
verdad que el ser humano está condicionado por muchos factores, en eso estoy de
acuerdo con el escritor: está nuestro círculo de amigos, la sociedad, la
religión, la cultura, los anuncios, las revistas… Pero independientemente de
todo aquello con lo que vivimos desde que nacemos, están las cosas que
construimos mientras aún permanecemos vivos, y eso es lo que tú puedes elegir. Este
es un principio básico que transmite el libro y sin duda uno de los
fundamentales para entender la vida. “Interroga
sobre el uso de la libertad… a la libertad misma”.
Pero no debemos equivocarnos
pensando que como la ética se utiliza para “vivir bien” vamos a hacerlo siempre
que la tengamos. Muchas veces nuestra cabeza racional (aunque un poco
alborotada) nos juega una mala pasada. Para vivir bien debemos pensar en el
presente y en el futuro. Ciertas
personas presumen de ser impulsivas, de hacer lo que quieren y cuando quieren.
No dudo en que sea una cualidad aconsejable en algunos momentos, pero no en
todos. Antes de hacer algo debemos preguntarnos “¿Me conviene? ¿Me hará feliz?
¿Será lo mejor para mí? ¿Hará que me sienta bien? ¿Es lo correcto?”. Claro,
nadie lo hace, ni pretendo que lo hagan. No me quiero imaginar un mundo en el
que la gente no parara de preguntarse cosas. Lo único que hay que comprender es
que para ser feliz no tienes que hacer todo bien, ni todo lo correcto, pero si
tener claro que el camino nunca se para, nunca se corta, nunca hay una calle
sin salida. La vida es el presente, en eso no hay duda, pero hay que tener
cuidado con cada minuto de ella porque más tarde se nos escapa y no volverá jamás.
Uno de los principios
fundamentales de este libro (el más importante en mi opinión) es que todos los
hombres de la tierra somos humanos y
nos tenemos que tratar los unos a los otros con humanidad. Creo que es algo que se nos está olvidando un poco en
estos tiempos que corren. Todos somos humanos, la ética no es más que otra de
las cosas que afirma y demuestra que somos iguales: cabezas pensantes que
merodean por el mundo viendo como pasa la vida. Es fácil: “no le hagas a los
demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. Pero después de miles de
años de humanidad, nos encontramos en el S.XXI con gente que sigue sin saber
que esto es cierto, que todos somos iguales. A más de uno de los cabecillas de
los países actuales habría que recordárselo. Supongo que también consiste en
uno de los errores que solemos cometer ese de creernos diferentes, mejores o
superiores, pero me encantaría que todas las personas de esta tierra pudieran
abrir los ojos y darse cuenta de esa semejanza, que aunque es tan evidente a la
vista, muchos no dejan que esa información llegue a sus cerebros.
“Lo que hace humana la vida es el transcurrir en compañía de humanos,
hablando con ellos, pactando y mintiendo, siendo respetado o traicionado,
amando, haciendo proyectos, recordando el pasado, desafiándose, organizando
juntos las cosas comunes, jugando, intercambiando símbolos… La ética no se
ocupa de cómo alimentarse mejor o de cuál es la manera más recomendable de
vadear el río (…) lo que a la ética le interesa, lo que constituye su
especialidad, es cómo vivir bien la vida humana, la vida que transcurre entre
humanos”.
Savater también habla de que no
hay por qué sentirse avergonzado de pertenecer a esta especie. Comenta cómo el
ser humano siempre ha pensado (por inexplicables razones) que vivir “peor” es
la forma “más correcta de vivir”. El dice: “¿Por
qué nos asusta el placer? Supongo que porque nos gusta demasiado”. La vida
también conlleva placeres: sexo, comida, tactos… Siempre he considerado un
placer meter la mano dentro de los tarros de lentejas crudas. Por ello, no
deben asustarnos. Siempre se ha visto mal que comencemos a disfrutar ciertos
placeres desde muy temprana edad como la sexualidad, el tabaco, el alcohol…
ciertos placeres que se consideran adultos, pero (y sin contar con cuestiones
de anatomía, o de nuestro organismo) es tan razonable que nos gusten como que
le gusten a nuestros padres. Me encanta una frase que le dice a su hijo y es
que “los años nos van quitando capacidad de gozo por lo que no es prudente
esperar demasiado para decidirse a pasarlo bien”.
Para culminar la relaciona con la
política. No estaríamos en esta vida sin la política. A día de hoy relacionamos
la política con lo mezquino y lo imprudente, cuando lo que de verdad es por
definición, es algo que no convendría mantener a todos en pie porque es de las
pocas cosas que verdaderamente nos unen en el mundo. Si la política pudiera
controlarse de mejor manera, o respetarse, la inmensa mayoría de los problemas
del mundo se verían solucionados en un periquete. Si de verdad las personas que
nos dirigen estuviesen capacitadas éticamente para hacerlo, no pensaríamos así
de la política.
Termino diciendo que el libro
(aunque en ocasiones repetitivo) me ha parecido una lección fantástica que
muchos y muchas deberían aprender a lo largo de sus vidas.
Elena Fernández López
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