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miércoles, 6 de marzo de 2013

ÉTICA PARA AMADOR. LO QUE HE APRENDIDO


“Ética para Amador” es un libro que intenta hablarte sobre la ética: su definición, sus valores, su utilidad, su uso (que no es lo mismo), etc. Digo “intenta” porque como bien menciona su escritor Fernando Savater repetidas veces en el libro, la ética no puede ser reunida en un libro de ciento treinta páginas. Pero la verdad es que su intento por hacerlo me parece magnífico.
Es un libro que por sí solo te hace reflexionar. Muchas veces me sentía tan identificada con lo que el escritor escribía que pensaba que me estaba hablando directamente a mí. Supongo que la mayoría de los lectores de este libro han tenido esa sensación más de una vez con su lectura, ya que Savater se dirige a las personas, a los humanos, algo que todos somos. No se acerca a ninguna ideología, ni habla siquiera de su opinión, se limita a proyectarte sus conocimientos de tantos años filosofando.
No cabe duda de que él cumple con su cometido, que era informar a su hijo de quince años acerca de todo aquello que le servía para vivir o para “darse la buena vida”, como él define. Porque, acerca de eso habla la ética, de vivir bien de acuerdo a ti mismo.
El libro comienza con algo muy entrañable. Es la carta de un padre a su hijo. Los padres, como es lógico, siempre van a preocuparse por la vida de sus hijos (y más cuando son unos adolescentes que pierden la cabeza con facilidad). Por eso es que los padres, en el  tiempo que tienen con nosotros intentan enseñarnos todo lo que pueden. A menudo odian la idea de que podamos cometer los mismos errores que cometieron ellos, pero no se dan cuenta de que nunca serán los suyos, sino los nuestros. Como bien el escritor le dice a su hijo “Nos la dan sin receta, la vida”.  Estoy segura de que uno de los temores de Savater era éste (inevitable como padre). No creo que escriba el libro para evitar que Amador cometa errores (más bien para todo lo contrario), sino para que comprendiera de qué va la vida. Porque de eso trata: de alegrías, de fallos, de tristezas, de placeres, de política… de humanidad. Su cometido, desde mi punto de vista, es hacer que Amador piense por sí solo, pero en la dirección correcta.
A lo largo del libro, el concepto de “ética” se va desarrollando y cubre cada vez más campos. Para mí lo principal que hay que entender de este libro es que sin ética no existiría la vida humana. Empieza hablando de que es algo natural, que nos viene de nacimiento a los hombres y mujeres, y que no podemos elegir si tener ética o no. La ética incumbe tener que tomar decisiones, pero si hay algo que no puedes decidir es si tener ética o no.

Savater relaciona a lo largo de todos los capítulos la relación de la ética con la libertad. Como ya he mencionado antes, la ética incumbe decidir, y las decisiones son libres. Es verdad que el ser humano está condicionado por muchos factores, en eso estoy de acuerdo con el escritor: está nuestro círculo de amigos, la sociedad, la religión, la cultura, los anuncios, las revistas… Pero independientemente de todo aquello con lo que vivimos desde que nacemos, están las cosas que construimos mientras aún permanecemos vivos, y eso es lo que tú puedes elegir. Este es un principio básico que transmite el libro y sin duda uno de los fundamentales para entender la vida. “Interroga sobre el uso de la libertad… a la libertad misma”.
Pero no debemos equivocarnos pensando que como la ética se utiliza para “vivir bien” vamos a hacerlo siempre que la tengamos. Muchas veces nuestra cabeza racional (aunque un poco alborotada) nos juega una mala pasada. Para vivir bien debemos pensar en el presente y en el futuro. Ciertas personas presumen de ser impulsivas, de hacer lo que quieren y cuando quieren. No dudo en que sea una cualidad aconsejable en algunos momentos, pero no en todos. Antes de hacer algo debemos preguntarnos “¿Me conviene? ¿Me hará feliz? ¿Será lo mejor para mí? ¿Hará que me sienta bien? ¿Es lo correcto?”. Claro, nadie lo hace, ni pretendo que lo hagan. No me quiero imaginar un mundo en el que la gente no parara de preguntarse cosas. Lo único que hay que comprender es que para ser feliz no tienes que hacer todo bien, ni todo lo correcto, pero si tener claro que el camino nunca se para, nunca se corta, nunca hay una calle sin salida. La vida es el presente, en eso no hay duda, pero hay que tener cuidado con cada minuto de ella porque más tarde se nos escapa y no volverá jamás.

Uno de los principios fundamentales de este libro (el más importante en mi opinión) es que todos los hombres de la tierra somos humanos y nos tenemos que tratar los unos a los otros con humanidad. Creo que es algo que se nos está olvidando un poco en estos tiempos que corren. Todos somos humanos, la ética no es más que otra de las cosas que afirma y demuestra que somos iguales: cabezas pensantes que merodean por el mundo viendo como pasa la vida. Es fácil: “no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. Pero después de miles de años de humanidad, nos encontramos en el S.XXI con gente que sigue sin saber que esto es cierto, que todos somos iguales. A más de uno de los cabecillas de los países actuales habría que recordárselo. Supongo que también consiste en uno de los errores que solemos cometer ese de creernos diferentes, mejores o superiores, pero me encantaría que todas las personas de esta tierra pudieran abrir los ojos y darse cuenta de esa semejanza, que aunque es tan evidente a la vista, muchos no dejan que esa información llegue a sus cerebros.

“Lo que hace humana la vida es el transcurrir en compañía de humanos, hablando con ellos, pactando y mintiendo, siendo respetado o traicionado, amando, haciendo proyectos, recordando el pasado, desafiándose, organizando juntos las cosas comunes, jugando, intercambiando símbolos… La ética no se ocupa de cómo alimentarse mejor o de cuál es la manera más recomendable de vadear el río (…) lo que a la ética le interesa, lo que constituye su especialidad, es cómo vivir bien la vida humana, la vida que transcurre entre humanos”.

Savater también habla de que no hay por qué sentirse avergonzado de pertenecer a esta especie. Comenta cómo el ser humano siempre ha pensado (por inexplicables razones) que vivir “peor” es la forma “más correcta de vivir”. El dice: “¿Por qué nos asusta el placer? Supongo que porque nos gusta demasiado”. La vida también conlleva placeres: sexo, comida, tactos… Siempre he considerado un placer meter la mano dentro de los tarros de lentejas crudas. Por ello, no deben asustarnos. Siempre se ha visto mal que comencemos a disfrutar ciertos placeres desde muy temprana edad como la sexualidad, el tabaco, el alcohol… ciertos placeres que se consideran adultos, pero (y sin contar con cuestiones de anatomía, o de nuestro organismo) es tan razonable que nos gusten como que le gusten a nuestros padres. Me encanta una frase que le dice a su hijo y es que “los años nos van quitando capacidad de gozo por lo que no es prudente esperar demasiado para decidirse a pasarlo bien”.

Para culminar la relaciona con la política. No estaríamos en esta vida sin la política. A día de hoy relacionamos la política con lo mezquino y lo imprudente, cuando lo que de verdad es por definición, es algo que no convendría mantener a todos en pie porque es de las pocas cosas que verdaderamente nos unen en el mundo. Si la política pudiera controlarse de mejor manera, o respetarse, la inmensa mayoría de los problemas del mundo se verían solucionados en un periquete. Si de verdad las personas que nos dirigen estuviesen capacitadas éticamente para hacerlo, no pensaríamos así de la política.
Termino diciendo que el libro (aunque en ocasiones repetitivo) me ha parecido una lección fantástica que muchos y muchas deberían aprender a lo largo de sus vidas. 

Elena Fernández López